Era una noche cualquiera del cual se que estaba pero no recuerdo mucho, me puse bajo la ducha con el agua caliente, hacía frío y era horrible, nevaba y helaba al mismo tiempo, fuera era como si todo se volviera polo norte. Había tenido un día duro, muy estresante y solo quería desconectar, había estado de arriba hacia abajo y sin parar de ir de un lado a otro, algo horrible, deseando cada vez que salía del coche que fuera verano de nuevo y solamente había empezado recién el invierno, pero cada vez antes de abrir la puerta queria armarme de valor para salir pitando y no sentir el frío recorrer por el cuerpo. Empecé a pensar en el día que había tenido, a pensar en todo lo que había pasado, sobretodo en lo que había vivido en concreto en un momento del día, algo espantoso, algo que nadie creería pero que había ocurrido. Ví como una mujer se convertía en lobo y se comía los restos de un animal putrefacto que había en una parte del bosque frondoso cerca del río, por donde tenía que pasar justo ese mismo día. Me empecé a preguntar ¿qué era eso? Y si realmente había ocurrido o fue imaginaciones mías, pero en el fondo sabía que no, que fue real, algo al que contar a cualquier persona seria acusarme de loca. Esas imagenes no paraban de pasarme por la cabeza, no paraba de ver una y otra ez la misma situación en mis pensamientos, algo que no podia parar ni sacar de la cabeza, empezaba a darme vuelta y vueltas la cabeza incluso a marearme hasta que de repente escuché un ruido extraño fuera de la casa.
Salí con el pelo mojado, tiritando de frío y a la vez de nervios, temblaba de una manera que jamás había temblado, estaba asustada, pero a la vez con mucho valor por si tenia que salir pitando hacia dentro o hacia cualquier sitio, realmente no sabia por donde mirar ni por donde empezar a mirar. Di la vuelta por fuera de la casa y a lo lejos ví una sombra oscura con ojos como platos de color ¿morado?, ¿como podia ser? ¿Qué coño era eso y que hacía merodeando en mis dominios? No entendía nada, pero entré corriendo en casa a por el bate que tenía al lado de la puerta, y salí en busca de esa cosa.
Después de media hora sin escuchar nada volví por el camino de tierra que iba hacia mi casa, que por cierto, vivo en una casa a las afueras, entre montañas. Volviendo a lo de que volvía a casa... solo escuchaba mis botas de plataforma crugir en el suelo de tierra y piedras, hacía un frío que como antes he dicho era para morir petrificado casi casi , estaba mas tranquila de saber que ya no había nada cerca de la casa, o eso creía. Si, o eso creía porque de golpe algo golpeó mi cabeza en seco y todo se volvió negro.
CONTINUARÁ.
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